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✨️ El PODER DE CREER ✨

  • Foto del escritor: Livi Betancur
    Livi Betancur
  • 2 mar
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 12 may

Hoy quiero comenzar celebrando.

 

Estoy muy emocionada porque ya llega el piloto de Ganas y Canas e Incubar este martes, 4 de marzo, y estoy segura que cada uno de los canosos y ganosos que harán parte de esta aventura nos enseñaran nuevas formas de experimentar y creer que sí es posible.

 

Además, estos aventureros serán protagonistas del segundo libro “La Comunidad de Ganas y Canas: donde la energía y la experiencia se encuentran”, porque este no es solo un proyecto; es un movimiento que demuestra que la convivencia intergeneracional no es una tendencia, es una realidad.


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El fin de semana pasado tuve la hermosa oportunidad de compartir con mi mamá y decidimos hacer maratón de películas nominadas a los Óscar. Una de ellas  fue “Aún estoy aquí”, es de origen brasileño y cuenta la historia de una familia que vivió la dictadura en Brasil a principios de los años 70.

 

No sabíamos mucho de la historia, pero en cuestión de minutos estábamos completamente atrapadas. Y llorando. Porque de repente nos dimos cuenta de que lo que esa familia vivía en la pantalla era lo mismo que nosotras habíamos vivido: perder a un ser querido y, con el tiempo, volver a creer.


La protagonista, Eunice Paiva, al quedar viuda a sus 48 años, decidió estudiar derecho y se convirtió en una figura importante, defensora de los derechos humanos de las víctimas de la dictadura y de los indígenas.

 

Creer es una palabra que viene del latín credere, que significa “confiar, dar el corazón”. No es un simple acto de fe, es una entrega. Y esa entrega tiene un poder inmenso: el de abrirnos a nuevas posibilidades, incluso después de las pérdidas más dolorosas.


Si alguien me ha enseñado sobre el poder de creer, es mi mamá.

 

Mi mamá, Vicky Aguirre, quedó viuda a los 42 años. Su vida giraba alrededor de mi papá. Tenían una relación hermosa, y cuando él murió, pensé que ella no iba a sobrevivir. Pero no solo sobrevivió, sino que decidió creer en la vida y en el futuro.

 

Siete años después, se reencontró con su mejor amigo de la universidad. Después de toda una historia de conquista por parte de él, mi mamá aceptó compartir el viaje de su vida una vez más.

 

Estuvieron juntos 27 años hasta que, en plena pandemia, mi mamá volvió a enfrentar la pérdida de su compañero de vida. En ese momento no podíamos salir de Bogotá, pero ella, estoica como es, decidió quedarse en Cali sola, para elaborar su duelo y asumir que Álvaro se había ido. Luego, con el paro del 2022, abandonó Cali y se fue a vivir a Villa de Leyva.


Estar con mi mamá es entrar en el mundo de las historias del “sí se puede” y del poder de creer. Desde su historia de vida hasta hoy, parada con firmeza, disfrutando su rol de abuela, viajando con su nieta por el mundo, aprendiendo cada día y demostrando que la vida, a cualquier edad, sigue llena de posibilidades.



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Mi mamá es un ser aventurero, rebelde, enérgico. A sus 78 años, sigue viajando a los lugares más insospechados, estudiando Duolingo todos los días, meditando, caminando, haciendo yoga, practicando el budismo y leyendo más que yo.

 

Además, es el mayor ejemplo de compasión y humildad que conozco.

El viernes pasado estaba en una reunión desde mi casa con Henka, mi business partner, y en el almuerzo conoció a mi mamá. No podía parar de hablar ni de sentirse inspirado. Eso es lo que ella provoca en quienes tenemos el placer de estar en su presencia: energía, inspiración, ganas de más.


Ella ha sido mi mayor referente para la “segunda vuelta”. Me ha mostrado que nunca es tarde para aprender, para moverse, para seguir explorando. Y, sobre todo, para creer. Creer que siempre hay más por descubrir, que la vida nos sigue sorprendiendo, que después de cada pérdida o caída hay un nuevo comienzo.


Creer no es ingenuidad. Es un acto de valentía. Es elegir la abundancia en lugar de la escasez. Es mirar hacia adelante, aunque duela. Es saber que, incluso después de las despedidas más difíciles, aún estamos aquí.

 

Y aquí viene lo más poderoso:


El poder de creer está en tus manos. Nadie puede hacerlo por ti.


Puedes elegir creer en ti mismo, en tu capacidad de crear, en las oportunidades que el mundo te sigue ofreciendo. Puedes creer que la segunda vuelta de la vida es un renacimiento, que todo lo aprendido hasta ahora es solo el comienzo.

 

Porque creer va de la mano con las ganas. Y las ganas dependen de ti. De levantarte cada día con la decisión de apostar, de arriesgarte, de seguir avanzando.





Un ejercicio para fortalecer el poder de creer


Toma papel y lápiz (o abre una nota en tu celular) y responde estas tres preguntas:

 

1️⃣ ¿En qué quiero creer hoy?

 

Puede ser en ti, en un proyecto, en una posibilidad, en un cambio…

 

 

2️⃣ ¿Qué evidencia tengo de que esto es posible?

 

Recuerda momentos en los que lograste algo que parecía difícil.

 

 

3️⃣ ¿Cuál es el primer pequeño paso que puedo dar para demostrarme que creo en esto?

 

No se trata de esperar a que las cosas sucedan. Se trata de dar el primer paso con la convicción de que es posible.





Hoy te pregunto: ¿en qué decides creer?


Si quieres inspirarte escuchando la historia de vida de mi mamá y la razón por la que nos consideramos unas “Rebeldes con causa”, te invito a conocerla en nuestro episodio del podcast Súper Mujeres detrás de las Mujeres Épicas creado por Ana María Gómez:





Un abrazo,



Livi Betancur - Coach y mentora en emprendimiento y talento humano

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