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🪑 La silla más importante no siempre es la más cómoda

  • Foto del escritor: Livi Betancur
    Livi Betancur
  • hace 3 días
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: hace 1 día

Esta semana quiero hablarte de una mujer que encarna, como pocas, el espíritu de Ganas y Canas.

Todavía no he leído su libro porque está en preventa, pero su vida ya es un libro abierto de inspiración. Su nombre es Claudia Rodríguez, y si alguna vez tienes la fortuna de compartir con ella una comida, una conversación o una carcajada, entenderás de inmediato por qué digo esto.


Claudia Rodriguez Filbo 2025

Conocí a Claudia en Punta Cana, en 2023. No me había reído tanto como ese día. Es divertida —con todo lo que eso significa— y tiene el humor como sello, el disfrute como forma de vivir y la libertad como bandera. Estar con ella es vivir expansión. Y eso, créeme, no se enseña: se contagia.

 

Claudia es economista, aunque muchos la llaman “Rebeca”, porque se ha ganado todas las becas. Desde maestrías en desarrollo económico y contabilidad y finanzas de la Universidad de Illinois y LSE London School of Economics hasta doctorado en Oxford, ha tejido su camino académico con rigor, pero también con aventura.

 

Conoció a su esposo, Joseph —un alto ejecutivo del BID de origen indio— en una de sus múltiples misiones. Se casaron, han vivido en más de 10 países y tienen dos hijos, Mateo y Daniel, que son pura energía, humanidad y curiosidad. Compartir con su familia es un viaje mental, emocional y espiritual.



Claudia Rodriguez Liderazgo en la Sala de Juntas

Por eso, cuando supe que iba a lanzar su libro “Liderazgo en la Sala de Juntas”, no dudé en celebrar desde ya su voz, porque Claudia no solo ha estado en las juntas más estratégicas del mundo, también ha liderado desde su autenticidad, su profundidad y su humor.

 

Su libro habla de gobernanza, de impacto, de diversidad y de cómo convertir una junta en un espacio vivo, humano, ágil.

 

Hace parte del grupo de escritores de Letras con Propósito y hoy precisamente es el último día en la FILBO 2025 para que puedas ir al stand 317, ubicado en el Pabellón 3, Nivel 1, y aproveches para comprar esos libros que te he hablado (o incluso otro ejemplar de Ganas y Canas para regalarle a alguien especial).




🪑 La silla más importante no siempre es la más cómoda 


 En Ganas y Canas hemos conocido de primera mano el talento y compromiso de Claudia. Ella hace parte de nuestra junta directiva y fue la impulsora del piloto que realizamos junto a Incubar, donde jóvenes y canosos unieron fuerzas para emprender con propósito.

 

Claudia no se sienta en una silla para figurar, sino para servir, provocar preguntas y abrir caminos.

 

Las salas de juntas no deberían ser el lugar donde el ego se infla. Deberían ser el espacio donde se pone al servicio del bien común, del propósito de la organización, del legado que se quiere dejar. Y eso —como lo plantea Claudia— exige diversidad, preparación, valentía, escucha y principios.

 

Ella tiene el don para decirte las verdades y estar al servicio del propósito. Recuerdo que el año pasado estábamos en una discusión muy fuerte alrededor del piloto que queríamos movilizar.

 

Oscar Alberto Arango, quien ha estado con nosotros en la organización de la Fundación, estaba dando sus puntos de vista y yo estaba muy ansiosa, quería que todo empezara ya y no estaba contenta con el ritmo de ejecución que estaba planteando. Cuando terminó la Junta, Claudia me dijo: “creo que no le hablaste de manera correcta a Oscar, con la presión que estás ejerciendo vas a lograr el efecto contrario y se va a paralizar”. Nadie se había atrevido a decirme nada y ella lo hizo de una manera firme y cálida que me generó conciencia, incluso con una llamada de disculpa.

 

En muchos espacios, he escuchado a personas decir: “Quiero estar en una junta directiva”, como quien dice “quiero llegar”. Pero pocas veces nos detenemos a pensar qué significa realmente sentarse en esa silla.

 

Porque una silla en una junta requiere de criterio, conocimiento y servicio. No se trata de tener la razón, sino de crear un ambiente donde la verdad pueda hablar, no es para brillar, sino para iluminar decisiones, para escuchar mejor y sobre todo no para tener poder, sino para usarlo bien. 


Aspirar a estar en una junta debería venir después de haber desarrollado la capacidad de ver más allá de uno mismo: de entender el impacto, el riesgo, el propósito y sobre todo, el compromiso con quienes no están sentados en esa mesa, pero dependen de ella.

 

Antes de desear una silla, vale preguntarnos: 


¿Estoy listo para servir desde ella?


Porque al final, esto no solo se trata de juntas, sino de la vida misma:

de cómo elegimos usar los espacios que ocupamos, el conocimiento que cargamos y la voz que tenemos. Y de si lo hacemos desde el ego… o desde el alma.

 

Te invito a que reflexiones al respecto con estas preguntas:

 

✨️ ¿Qué estás haciendo hoy para que los espacios donde tomas decisiones reflejen tu libertad, tu autenticidad y tu humor?

 

✨ ¿Estás liderando desde el miedo, o desde la expansión?

 

✨ ¿Estás en una junta o quieres estar en una para figurar, o para servir?

 

✨ ¿Es tu voz la que abre puertas… o la que levanta muros?

 

 

Un abrazo,



Livi Betancur - Coach y mentora en emprendimiento y talento humano

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