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Momentos perfectos

  • Foto del escritor: Livi Betancur
    Livi Betancur
  • 7 dic
  • 4 Min. de lectura

 ¡Llegó la Navidad!

 

Un mes del año en el que las emociones gratificantes tienen el permiso de florecer en cada momento del día. Confieso que es mi época favorita, porque se siente en el ambiente la disposición para reconocer, admirar y disfrutar en presencia los momentos perfectos de la vida y la grandeza de las personas con quienes los compartimos.



Livi Betancur, amigos navidad


Para nuestra Fundación, esta es una oportunidad maravillosa para lanzar el nuevo episodio del Podcast de Ganas y Canas con Diana Franco, nuestra gerente. 

En este episodio, Diana nos cuenta su vida, su trayectoria personal y profesional, su aventura después del retiro, sus grandes aprendizajes que ratifican “el que yo soy muy de buenas” por tenerla a mi lado, y nos hace al final una invitación muy especial a que veamos una película que hace referencia precisamente al mapa de los momentos perfectos.  


Un momento perfecto no es un día sin problemas. Es ese segundo en el que sientes que algo se alinea: una conversación honesta, una risa que te suelta el cuerpo, una decisión difícil tomada desde el corazón, un abrazo que te recuerda que no estás solo, un atardecer, un gesto de ternura, una palabra amable y genuina, un espacio sagrado que te muestra la belleza de Dios.

 

Vivimos al menos un momento perfecto todos los días, pero a veces lo dejamos pasar desapercibido.


Cuando pienso en mis momentos perfectos, generalmente están atravesados por el amor, el optimismo,las lágrimas,y esa sensación profunda de que todos somos uno.

 

Y, sin embargo, muchas veces estas cuatro palabras se leen como ingenuidad o falta de hondura. En el mundo corporativo crecimos con ciertas creencias, que hablar de amor en el trabajo es “cursi”; que insistir en el optimismo es negar los problemas; que dejar ver las lágrimas resta credibilidad; que decir que todos somos uno suena “demasiado espiritual” para los negocios. Estos sesgos no están ni bien ni mal: es la cultura emocional que heredamos, pero la pregunta es: ¿queremos seguir funcionando desde ahí o queremos algo distinto?

 

El viernes, Evaliz, facilitadora de formación y aprendizaje de mi equipo en Cali, y un ser libre y alegre por naturaleza, me envió un mensaje que decía:

 

“Mi querida Livi, con cariño y respeto quiero compartir esta imagen acerca de lo que un neurólogo de Harvard dijo a las personas que lloran con facilidad: las personas que lloran con facilidad no son emocionalmente débiles. Tienen un cerebro que conecta más rápido. Mostró escáneres cerebrales comparando a quienes respondían emocionalmente con quienes no. Las personas que lloraban tenían un puente más fuerte entre la amígdala (emoción) y la corteza prefrontal (lógica)"

 

 Y entonces, sentí la fuerza de la serendipia. La idea central es poderosa: cuando sentimos, no se apaga la razón; se encienden más circuitos. Me ayudó a reconciliarme con mis propias lágrimas, verlas no como un “desborde”, sino como una señal de que corazón y cerebro están trabajando juntos.

 


Livi Betancur, momentos perfectos

 

Esta semana tuve miles de momentos perfectos:

 

✨ Una visita a Superblue: una exposición de arte moderno con mi hija y mi esposo.

✨ Una reunión con la ARL Bolivar sobre una nueva aventura de recorrer el país en 2026 con la charla de Ganas y Canas a nuestros clientes e intermediarios.

✨ Un espacio de reconocimiento a los equipos que cuidan a las personas en los momentos difíciles: "El café de las estrellas".

✨ Un abrazo sentido con una nueva líder que me confesó una historia de su vida que no conocía.

✨ La bienvenida de los directivos de Davibank en el premio de innovación (ellos en el escenario bailando, y nosotros, más de 1.000 personas, aplaudiéndolos y dándoles la bienvenida a la familia Bolívar).

✨ Un consejo asesor del jardín infantil Osito Pardo con los profesores y niños bailando en navidad.

✨ Una entrevista que me sacó tantas lágrimas de ternura y gratitud que tuve que retirarme un momento para volver a la calma.

✨ Un cierre de navidad exaltando la luz de mujeres maravillosas.

✨ Una conversación sentida para preparar un feedback importante.

✨ Un mensaje en Un Curso de Milagros que me afianzó mi propósito.

✨ Un abrazo sentido con una amiga, en el lanzamiento de su libro “Vestida de Fuego”.

✨ Una comida de celebración de cumpleaños en familia...

 

En fin... podría escribir una lista interminable si me regalo el tiempo de reconocer esos instantes de felicidad... Por eso, te invito a que esta semana lo hagamos juntos:


✍️ Ejercicio de la semana: El mapa de los momentos perfectos Aprovecha esta época de navidad y durante 7 días, tomate 5 minutos diarios al final del día.

 

La idea es entrenar la mirada y el corazón para encontrar al menos un momento perfecto cada día y responder 3 preguntas:

 

1️⃣ ¿Cual fue hoy mi momento perfecto? Descríbelo en una o dos frases. 2️⃣ ¿Qué emoción estuvo más presente?  

3️⃣  ¿Qué me recordó de lo que es realmente importante para mi?

 

Te aconsejo que antes de cerrar el cuaderno o la hoja donde escribes, repitas en voz baja:

 

“Hoy hubo un momento perfecto. Gracias por este instante. Mañana quiero estar atent@ para encontrar el siguiente”

Al terminar los 7 días, busca un espacio tranquilo y lee tu mapa completo. Pregúntate:

¿Qué tipo de momentos se repiten?

¿Con quién aparecen mis momentos perfectos?

 Si el próximo año tuviera más momentos como estos

¿Que tendría que cuidar, elegir o soltar desde hoy?


Y para cerrar este día perfecto, te invito a escuchar el episodio de Diana. 

 

Recuerda, nadie puede “hacerte sentir” de una manera u otra. Lo que sí existe es tu libertad de elegir desde dónde quieres vivir casa experiencia.

 

Yo, elijo amor con hondura, optimismo con criterio, lágrimas con sentido y la certeza de que, en el fondo, no estamos separados.




 

 

Un abrazo,


Livi Betancur - Coach y mentora en emprendimiento y talento humano

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