Acuerdo: Cuando los corazones se encuentran
- Livi Betancur
- 5 abr
- 4 Min. de lectura
¿Cuándo fue la última vez que hiciste un acuerdo que realmente cambió algo en tu vida?
No me refiero a un simple contrato o a un “sí, está bien”, sino a esos acuerdos que nacen desde el corazón, donde dos o más personas se encuentran en un mismo propósito y, juntos, construyen algo más grande.
En la antigua Roma, existía una diosa llamada Concordia, que representaba la armonía, la unidad y los acuerdos que dan estabilidad a una sociedad.
Uno de los templos más antiguos dedicados a ella fue construido en el año 367 a.C., tras años de conflicto entre patricios y plebeyos. Esa construcción no solo fue un símbolo de reconciliación, sino una forma de declarar al mundo que los acuerdos no son una señal de debilidad, sino de evolución.
Concordia, al igual que la palabra acuerdo —que viene del latín accodare, “unir corazones”— nos recuerda que todo lo duradero nace cuando los corazones se sincronizan.
Esta semana tuve la fortuna de participar en un taller muy especial en la Universidad de Los Andes, junto al equipo negociador de Seguros Bolívar y del sindicato, de cara a la convención colectiva 2025-2027.

En un país donde la historia sindical ha estado marcada por la confrontación, Seguros Bolívar ha sido una excepción. Aquí, sindicato y empresa han trabajado desde la confianza y la unidad. Pero lo que vivimos esta semana fue aún más profundo: un espacio de escucha genuina, valores compartidos y conexión humana.
Fernando Cepeda nos ofreció una lectura amplia del contexto global y colombiano; Jorge Saravia Ríos nos recordó el poder de los acuerdos uniendo corazones y las herramientas que movilizan la conexión de intereses comunes más que posiciones; Juan Ricardo nos habló de estar presentes desde la consciencia y derivar en estado de alerta, y Patricia Botero nos sedujo con la fuerza de conversar desde el poder del Amor y nos dejó una frase poderosa:
“No es ver nuevos paisajes, es ver con otros ojos”.
Y eso hicimos: vimos con otros ojos. Dejamos de lado los roles y nos encontramos como personas. Hicimos ejercicios simples pero profundamente simbólicos: mirarnos a los ojos sin decir palabra, bailar juntos desde la fluidez y la conexión, reírnos sin máscaras.
Confieso que por momentos me sentí abrumada. No por el reto, sino por la emoción. Ver a personas que podrían estar en lados opuestos elegir escucharse, reconocerse y construir juntas, me recordó por qué hago lo que hago. Porque al final del día, todos queremos lo mismo: sentir que lo que hacemos vale la pena y que no estamos solos.
Cocrear el propósito para esta nueva etapa fue una prueba viva de que los acuerdos son posibles y poderosos cuando nacen desde la confianza y el encuentro genuino. Porque cuando nos vemos con el corazón, ya no hay lados. Solo humanidad que se reconoce y se abraza para avanzar.:

Quiero invitarte a abrazar la palabra acuerdo en tu hábito de actuación. Esta es una oportunidad para hacer conciencia de la fuerza de los acuerdos en tu vida.
Piensa en un acuerdo que necesites hacer en este momento. Puede ser con tu equipo, con tu familia, contigo mismo.
¿Desde dónde quieres construirlo? ¿Qué corazones necesitas unir?
Escríbelo. Ponle intención.
Porque un acuerdo real no se firma con tinta: se construye con sentido.
Ganas y Canas: un acuerdo para crecer juntos
Hoy quiero compartirte algo que nos llena de emoción y esperanza:
¡El piloto de Ganas y Canas terminó con éxito rotundo!
Logramos que 7 ganosos hicieran match con más de 15 canosos, formando una comunidad donde la experiencia y la energía joven se encontraron de verdad unidos desde el corazón en un acuerdo de seguir aprendiendo y construyendo juntos.
Los ganosos aprendieron a escuchar con el corazón y recibieron lecciones que los marcarán de por vida. Los canosos descubrieron que su propósito no se jubila, sino que se expande en nuevas formas.
El experimento funcionó. No solo vale la pena, sino que nos impulsó a dar un paso más grande:
Bienvenida, Fundación Ganas y Canas 🙌✨
¡Sí, lo hicimos! Hoy nace oficialmente la Fundación Ganas y Canas, legalmente constituida. Este es solo el comienzo de una comunidad donde tú también puedes ser protagonista.
Quiero invitarte nuevamente a escuchar el Episodio 12 de Ganas y Canas, donde Mabel y yo conversamos con Daniela Arias y Gloria Perdomo, dos emprendedoras fascinantes que participaron en el piloto de Ganas y Canas y son testimonio de este encuentro intergeneracional que ha comenzado a transformar vidas.
Sí se puede romper barreras generacionales. Sí se puede construir desde la diferencia. Sí se puede crear comunidad desde la generosidad.
La Fundación de Ganas y Canas nace del acuerdo más poderoso: el de creer en el otro.
Este no es el final de una etapa, es el comienzo de muchas nuevas realidades que vamos a cocrear desde el propósito, la vulnerabilidad y la armonía.
Gracias por estar aquí. Gracias por creer.
Un abrazo,

Comments