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¿Por qué los amigos son esenciales para tu felicidad?

  • Foto del escritor: Livi Betancur
    Livi Betancur
  • 23 nov
  • 4 Min. de lectura

Quiero empezar haciéndote una pregunta sencilla:

 

¿Quiénes son esas personas con las que tu alma descansa?

 

Los amigos: ese territorio seguro donde puedes soltar la máscara, reír sin filtro, llorar sin pena y volver a casa siendo más tú.



Livi Betancur, amigos


Esta semana mi esposo me compartió un episodio de The Diary of a CEO, de Steven Bartlett. En él, Arthur C Brooks, profesor de Harvard, científico social de la felicidad, el significado y la plenitud humana, habla de los 4 pilares para ser feliz:

 

1) La fe

2) La familia

3) Los amigos

4) El trabajo con propósito

y al servicio de los demás

 

En un mundo que corre, produce, exige y demanda… los amigos son, quizá, la fuente más pura de alegría. Son quienes nos recuerdan quiénes somos cuando el ruido se nos olvida.

 

Y por eso esta newsletter está dedicada a ellos.

 

La palabra amigo viene del latín amicus, que a su vez proviene del verbo amare: amar. Ser amigo, entonces, no es un rol social… Es un acto de amor.

 

Un amigo es aquel que te ama bien: quien te acompaña sin juzgar, quien se alegra de tu alegría, quien te dice la verdad aunque duela, quien celebra tu luz y también te recoge cuando se te apaga.

 

No es coincidencia: todo vínculo que se sostiene en el amor tiene raíces que duran.

 

El último puente me regaló algo que necesitaba sin saberlo: 4 días con siete amigas maravillosas en Washington. Un viaje para celebrar que una de nosotras, después de años de disciplina, constancia y valentía, había cumplido uno de sus sueños. Y celebrarlo juntas fue más que un viaje: fue un recordatorio de lo que significa ser manada.

 

Entonces... ¿cómo gestionar ese diálogo interno?


En PULSO 2025, la conferencia que más me gustó fue la de Pilar Sordo.

 

A ella la sigo desde el 2009 y recuerdo que durante la pandemia tuve la oportunidad de recargarme diariamente en sus lives.


Livi Betancur, amigas del alma


Nos pasó algo precioso: cuando las mujeres nos permitimos hablar sin filtro, con el corazón abierto, nos damos cuenta de que, aunque nuestras vidas sean distintas, los miedos se parecen, las dudas se parecen, los sueños se parecen.

 

Y ahí aparece la magia: La liberación, la risa, la complicidad, la sensación de “estoy aquí contigo, y no estás sola”, fue un viaje que nos devolvió la vida suave. Ese tipo de vida que aparece cuando solo estás con amigas que te quieren tal cual eres.

 

Al regresar, mi esposo y yo tuvimos una conversación muy bonita. Me dijo algo sencillo y profundo:

 

“Livi, tenemos que sacar más tiempo para nuestros amigos.”

 

Y tenía toda la razón. Con los años, las agendas se llenan, las responsabilidades se multiplican y, sin darnos cuenta, dejamos para “después” lo que debería ser “ahora”. Ese viaje me recordó lo que él me dijo: los amigos no son un extra de la vida, son parte de su columna vertebral. Son bienestar, son salud emocional, son alegría pura.



¿Por qué los amigos son fundamentales para la felicidad?


Soy una convencida de que los amigos nos ayudan a regular nuestras emociones, nos recuerdan nuestra fuerza cuando la olvidamos, nos devuelven la perspectiva, nos ayudan a reírnos de nosotras mismas, nos sostienen cuando la fe flaquea y son testigos de nuestro crecimiento.

Pero, sobre todo, porque la vida compartida sabe mejor.

 

La amistad es como una melodía. Una melodía que suena mejor cuando la vida nos permite encontrarnos, pero que nunca desaparece del todo. Hay épocas donde la oímos fuerte y clara, como un concierto completo; otras donde los días se llenan tanto que apenas la escuchamos de fondo. Pero lo bonito es que, con una sola nota —una risa, un mensaje, un abrazo, un “¿cómo vas?”— esa hermosa melodía vuelve a sonar como siempre.

 

Existen algunas maneras sencillas de afinar esa música:

 

 Una nota breve. Mandar un mensaje que diga: “Pensé en ti”. Así de simple. Así de poderoso.

 

 Un compás compartido. Celebrar los logros del otro como si fueran propios.Esa alegría también afina.

 

 Afinar desde la honestidad. Decir la verdad con amor, mostrar la vulnerabilidad, dejar que el otro escuche tu nota real.

 

 Volver a ensayar. Agendar un encuentro, un café, una llamada.Una melodía se mantiene viva cuando se toca, aunque sea una vez al mes.

 

 Escuchar la armonía. Recordar que la amistad no es un solo. Es un dueto, un coro, un ritmo compartido.

 

Porque las amistades profundas no necesitan grandes gestos: necesitan presencia, aunque sea en pequeñas dosis, para que la música no deje de sonar.


✍️ Ejercicio de la semana: El mapa de mis amistades 1️⃣ Toma una hoja y dibuja un círculo

 

2️⃣ Alrededor, escribe los nombres de las personas que hoy son tu capa íntima: esas amistades que te sostienen.

 

3️⃣  Marca con un corazón a las personas que quisieras honrar esta semana.

 

4️⃣ Elige una y haz un acto de presencia: un mensaje, una llamada, una invitación, un gracias.


En una época en la que todo nos invita a ser productivos, eficientes y ocupados, los amigos nos devuelven a lo verdaderamente esencial. Nos devuelven al amor. A la risa. A la presencia. A la humanidad.

 

Y como decía Arthur C. Brooks en el podcast:

 

"Sin amigos, la felicidad queda incompleta".

 

 

Un abrazo con todas mis ganas y canas,



Livi Betancur - Coach y mentora en emprendimiento y talento humano

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