El poder de Sanar 🫶 cómo hablamos con nosotros mismos importa
- Livi Betancur
- 4 feb
- 4 Min. de lectura
Este año he descubierto algo profundo: sanar empieza con la forma en que me veo y me hablo.
Durante mucho tiempo, mis mañanas iniciaban con un pensamiento automático y cruel: “qué gorda estás” o “qué vieja te ves”. No me daba cuenta del peso que estas palabras tenían sobre mí. Repetirlas, día tras día, era como lanzar pequeñas piedras contra mi propio bienestar.
Hasta que algo cambió. Me di cuenta de que estas frases, además de no ayudarme, me alejaban de lo más importante: cuidarme, respetarme y amarme tal como soy. Fue entonces cuando empecé a reflexionar sobre qué significa realmente sanar.
¿De dónde viene la palabra “sanar”?
Sanar proviene del latín sanare, que significa “hacer saludable”. Pero va más allá de la salud física. Sanar implica reparar lo que está roto, encontrar equilibrio y regresar al estado de plenitud. No es solo un acto médico; es un acto de amor propio.
A lo largo de la historia, los sanadores han sido quienes nos guían en ese camino de restauración, tanto del cuerpo como del alma. Hoy, ese rol lo han asumido, en parte, los médicos funcionales, como mi guía en este proceso, Gladys Olaya.
Cuando conocí a Gladys Olaya, llevaba seis meses desesperada. Había surgido una enfermedad autoinmune llamada proctitis ulcerativa, que según los médicos no tenía cura. Había recorrido varios especialistas, tomado medicamentos y probado distintas alternativas, pero nada parecía mejorar.
La sola llegada a su espacio fue abrir un puente de resonancia conmigo misma, con la magia de comprender mi cuerpo. Hablamos por más de una hora. Después, me pidió que me acostara en la camilla, encendió su aparato eléctrico y con sus manos empezó a hacerme un masaje. No sé cómo explicarlo con palabras, pero en ese momento empecé a sentir cómo mis órganos se regulaban.
Con la ayuda de esta tecnología, Gladys me ha ayudado a balancear la electricidad de todos los órganos y sanar.
El impacto fue tan grande, que hace poco, en mi chequeo ejecutivo, mencioné que hacía tres años la enfermedad se había ido. Los médicos me dijeron que eso era imposible, que seguramente había estado mal diagnosticada. Me pidieron que visitara a un gastroenterólogo para verificarlo. Fui a la cita el viernes pasado y en mi conversación con el especialista, pude contarle cómo había aprendido a "hablarme mejor" y cómo Gladys me había guiado en ese proceso.
La medicina funcional entiende que el cuerpo, la mente y el espíritu están profundamente conectados. No se trata solo de manejar los síntomas físicos, sino de encontrar las raíces emocionales, mentales y espirituales que afectan nuestra salud.
Gladys me ayudó a comprender que sanar no es solo tomar decisiones externas (como comer mejor o hacer ejercicio), sino transformar las conversaciones internas que tengo conmigo misma. Me mostró que muchas veces nuestro cuerpo refleja el peso de las palabras que nos decimos y de las emociones que no procesamos. La medicina funcional no solo mira los marcadores médicos; se adentra en lo que tu alma necesita para estar en equilibrio.
Hoy quiero invitarte a que reconozcas ese lenguaje con el que te hablas todos los días; los pensamientos recurrentes que se convierten en declaraciones de amor o en piedras que lanzas contra ti y tu amor propio.
¿Y cuál es la historia de Gladys?

Desde pequeña, Gladys sintió una inclinación especial por la medicina. Su papá le tenía un apodo cariñoso: “mi medicucho”, y siempre la apoyó en su vocación. Estudió en la Pontificia Universidad Javeriana y su camino la llevó a la Armada Nacional, donde trabajó como médica general durante 21 años, conociendo una Colombia profunda que aprendió a amar y respetar.
En ese tiempo, vivió una experiencia que marcaría su destino: atendió a un Coronel que había quedado completamente inválido por una enfermedad neurológica. Durante meses observó su recuperación hasta que logró volver a caminar. En ese proceso, conoció al doctor Jorge Hidrobo, un médico que utilizaba una técnica alemana basada en corrientes eléctricas de baja frecuencia para regenerar el cuerpo.
Esa técnica cambió su vida. Desde 1998, la implementó en su práctica médica, descubriendo que sanar va mucho más allá del cuerpo: implica comprender la historia de cada persona, su relación consigo misma y la manera en que su organismo responde a las emociones y pensamientos.
Además, Gladys profundizó en la nutrición y trabajó con la Sociedad Colombiana de Obesidad y la Sociedad Latinoamericana de Obesidad.
Su visión trasciende las dietas y calorías: para ella, la nutrición es una práctica consciente que integra el bienestar físico, emocional y mental.
Gladys es una mujer enamorada de la vida. Ha construido una familia junto a Jaime, su esposo, y han formado un hogar donde el amor y el aprendizaje son pilares fundamentales. Sus hijos, Felipe y Santiago, han seguido sus propios caminos, y ahora la familia también incluye a Pancho, un perrito mexicano que llegó para llenarlos de alegría.
Su historia me enseñó que sanar no es solo cuestión de tratamientos médicos, sino de la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y con el mundo.
Si mi testimonio o el de Gladys resuenan contigo y sientes que este podría ser tu camino para sanar, te invito a que te pongas en contacto con ella a través de Whatsapp escribiendo al número (+57) 3002094946.
¿Cómo puedes empezar tu propio proceso de sanación?

1️⃣ Escucha cómo te hablas:
¿Qué te dices a ti mismo cuando te ves al espejo? Cambia las críticas por palabras de compasión.
2️⃣ Reconoce lo que necesitas:
A veces, sanar significa detenerte y preguntar: ¿qué me falta? o ¿qué me está dañando?
3️⃣ Busca guías en el camino:
Sanar no es un proceso que debamos hacer solos. Para mí, Gladys ha sido un faro de luz en este viaje.
4️⃣ Cultiva hábitos sanadores:
Alimenta tu cuerpo con lo que necesita, pero no olvides alimentar tu mente con pensamientos positivos y tu espíritu con momentos de paz.
Sanar es un proceso continuo, pero cada paso cuenta. Si hay algo que quiero recordarte esta semana, es que el primer acto de sanación comienza cuando cambias las palabras con las que te hablas a ti mismo.
💡¿Qué significa sanar para ti?
Te invito a reflexionar conmigo y compartir tus pensamientos. Juntos, podemos aprender y crecer.
Hasta la próxima,

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